Como pudiera asumirse, la respuesta no está en primera instancia en el producto, las políticas o el proceso.
La clave está en las Personas.
La experiencia nos ha enseñado que conocerlas, escucharlas, entender sus motores y motivaciones, sus preocupaciones e intereses, sus proyectos y aspiraciones, en su individualidad o como miembros de una empresa, nos allana el camino para construir y deconstruir desde sus aportes y la transparencia de sus vivencias. Cuando intervenimos desde las Personas, podemos diagnosticar y generar acciones, para activar procesos de cambio efectivos. Se trata de entregar con generosidad y recibir en abundancia.
¿Qué debo entregar a un equipo?
Claridad en los objetivos: El equipo debe tener claridad en los objetivos de la empresa, los roles, lo que se espera de cada uno, el nivel deseado de sus competencias, sus habilidades. Aunque parezca obvio, muchas veces el día a día nos consume en la acción sin conocer el porqué y el para qué.
Conocimiento: Es importante entender las políticas, los reglamentos, la competencia, los procesos, el producto, los límites. ¿Hasta dónde puedo llegar? ¿Qué me es permitido y qué no? Este conocimiento guía un comportamiento alineado con la personalidad de la organización y forma personas respetuosas de las directrices y con criterio para tomar decisiones acertadas. La importancia del conocimiento radica en no suponer que está escrito y por ende asimilado.
Método: Debemos guiar a nuestros colaboradores en la planeación de tareas diarias, semanales, mensuales con el fin de optimizar el tiempo y ser cada día más efectivos. Trabajar con método y disciplina nos ayuda a optimizar el tiempo y mantener un equilibrio saludable entre lo personal y lo laboral.
Confianza: Las relaciones se pueden construir sobre la confianza siempre que se parta del interés genuino del conocimiento de las personas. Cuando nos interesa su bienestar, automáticamente generamos un vínculo y un ambiente de respeto y compromiso. Cuando este interés es auténtico, será reconocido en resultados sin tener que realizar un gran esfuerzo en la exigencia. El resultado será una retribución a la confianza.
Acompañamiento: Dependerá del momento en que se encuentre el colaborador:
- Acompañar para capacitar, enseñar, ayudar a crear confianza.
- Acompañar para potenciar habilidades, reconocer logros, retroalimentar, motivar a seguir creciendo.
- Acompañar para destacar, multiplicar buenas prácticas, empoderar con mayor libertad y responsabilidad
……Acompañar su proceso de crecimiento Aunque en la cotidianidad nuestro ideal es “dar sin recibir nada a cambio”, esta entrega altruista y generosa siempre será retribuida con creces.
¿Qué voy a obtener?
Disciplina, criterio, compromiso, trabajo con pasión, sentido de pertenencia, motivación, creatividad en la implementación de acciones, aportes a la mejora del proceso y del producto; un equipo consolidado, resiliente y proyectado al resultado y al crecimiento. No hay ninguna duda: Poner a las Personas en el centro de la estrategia empresarial, marca la diferencia.

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